La decisión del gobernador Gustavo Sáenz de que se instale un alambre de doscientos metros de extensión en la zona de control de la frontera norte entre Salta ha generado diferentes reacciones. Por una parte sorprendió la determinación del mandatario, alejada de las poses, los efectos falsos y de las palabras vacías, sino que esta vez se adoptó una medida puntual y concreta, sin precedentes en materia de lucha contra el narcotráfico ¿Dónde queda el área que se cercará? En la proximidad resguardos fronterizos que, increíblemente, son uno de los lugares más permeables para pasar todo tipo de cosas, entre ellas droga. No puede escribirse de otra manera, porque la gente debe conocer exactamente cómo son los lugares que quedarán protegidos. Aguas Blancas es un municipio del departamento de Orán que está intervenido. La decisión rápida de deponer al intendente desde el punto de vista político fue de un acierto y velocidad incuestionables, ya que se trataba de un funcionario con demostrados vínculos con el narcotráfico. No titubeó entonces el gobernador en tomar cartas en el asunto y disponer que se haga cargo un funcionario con vasta experiencia en este tipo de conflictos.
En el marco del denominado Plan Güemes en el que por primera vez provincia y nación actúan de consuno, es decir de acuerdo y en forma mancomunada, hubo un acercamiento que resultaba indispensable para terminar definitivamente con las mafias de la droga ¿Qué se hizo de inmediato? Instalar una dotación de la Prefectura Naval, algo que el gobernador de Salta reclamaba desde 2021 y a la vez reforzar la presencia de Gendarmería Nacional que en las anteriores administraciones nacionales había sufrido una mengua considerable. El plan Güemes no fue una puesta en escena, sino que es el inicio de una serie de acciones definidas y concretas para enfrentar a los personeros de la droga. Ninguna determinación que altere sustancialmente el estado de cosas o status quo es bienvenida por quienes tiene naturalizado delinquir y obrar con la más absoluta impunidad. De tal suerte que las políticas de Estado, en no pocas oportunidades despiertan críticas que luego mutan en airados elogios cuando comienzan a verse los resultados. En materia de ´políticas de fronteras no existen antecedentes de una acción planificada y decidida como la que se llevó a cabo en Aguas blancas, la que seguramente será replicada y tenida en cuenta como antecedente en otras partes del país. Nadie podrá hacerse el distraído sobre la acritud frontal del gobernador Gustavo Sáenz, con la permanente sorpresa de que la oposición en varios de sus representantes se mantiene en una especie de silencio cómplice a la expectativa de qué sucederá.
El arte del buen gobierno significa criticar los errores y con el mismo énfasis acompañar los aciertos porque están de por medio el bien común y los intereses generales de la sociedad, que desde hace años clama por decisiones como la de que se tomen medidas drásticas en contra de la delincuencia y la comisión de delitos macabros, como lo es el tráfico de drogas en todos sus niveles. El alambrado no es una advertencia, es parte de una política de seguridad clara de prevención y ayuda a las fuerzas de seguridad al ingreso clandestino y también a la detección de quienes quieren ingresar ilegalmente al país. Seguramente en una próxima etapa vendrá la tan necesaria reforma de la ley migratoria para permitir, como se hizo en la Argentina hasta no hace tanto tiempo, la expulsión de extranjeros que una vez cumplida la condena vuelvan a sus países de origen y no sean las cárceles quienes le permitan acumular el tiempo necesario para obtener su carta de ciudadanía. El imperio de la ley y el orden es lo que hace fuerte a las instituciones de la democracia. El narcotráfico, por el contrario, es su principal enemigo. Por eso debe meditarse profundamente que una medida de esta naturaleza es esencialmente en beneficio y tranquilidad de la gente. En consecuencia, nadie puede sentirse ofendido porque la ley se aplique. La cerca, acerca paz y confianza.