La compra con una tarjeta de débito ajena fue solo una parte de los delitos cometidos por el joven, quien también había sido denunciado por un robo ocurrido meses antes. Ambos hechos fueron juzgados de manera conjunta y concluyeron en una condena por juicio abreviado.
El fiscal penal de Rosario de Lerma, Daniel Alejandro Escalante, representó al Ministerio Público Fiscal en una audiencia de juicio abreviado realizada ante la jueza de la Sala V del Tribunal de Juicio, Gabriela Romero Nallar, en la cual resultó condenado un joven de 18 años por dos hechos delictivos ocurridos en Rosario de Lerma.
Durante la audiencia, el acusado, reconoció su participación en los hechos por los que fue imputado y fue condenado a la pena de un año de prisión de ejecución condicional, por los delitos de robo simple y apropiación indebida de cosa ajena en concurso real con el delito de estafa por el uso de tarjeta de débito.
El primero de los hechos ocurrió el pasado 20 de marzo, alrededor de las 5:30 de la mañana, cuando el acusado ingresó de forma violenta a un domicilio particular ubicado en barrio San Jorge. Tras forzar la puerta trasera, sustrajo varios elementos de valor: una consola Playstation 4, una amoladora, una caja de herramientas y productos de cosmética. La investigación permitió recuperar parte de los elementos robados en su domicilio, tras ser identificado a través del testimonio de una vecina.
El segundo hecho tuvo lugar el 20 de agosto. Ese día, el hombre fue encontrado en una farmacia de Rosario de Lerma utilizando una tarjeta de débito perteneciente a otra persona, quien había denunciado la pérdida de su billetera pocas horas antes. El imputado realizó dos compras por más de 30 mil pesos y fue demorado por la policía con la billetera, tarjetas y documentos del damnificado en su poder. Las cámaras de seguridad del local confirmaron su autoría.
El fiscal Escalante informó que en el marco del juicio abreviado se resolvió la acumulación de las causas. Se dispuso además, que durante ese tiempo el condenado deberá fijar residencia, someterse al control del patronato de liberados, abstenerse de consumir estupefacientes o abusar del alcohol, adoptar un oficio acorde a sus capacidades, no acercarse a los domicilios ni lugares frecuentados por las víctimas ni sus familias, y no cometer nuevos delitos.