En Argentina, los infartos agudos de miocardio siguen siendo la principal causa de fallecimientos, cifra que ya forma parte de las tendencias sanitarias de largo plazo. Aunque muchos de los factores de riesgo pueden prevenirse y controlarse mediante un adecuado seguimiento médico, su impacto persiste y los especialistas alertan sobre una señal preocupante: cada vez es más frecuente que estos eventos afecten a pacientes jóvenes.
Las estadísticas muestran que el país registra unas 40.000 muertes anuales atribuidas a infartos, ubicándose por encima de la media mundial en varios indicadores. Este panorama ha despertado inquietud entre profesionales de la salud, que señalan la necesidad de reforzar estrategias de prevención y detección temprana, así como de promover hábitos saludables y controles clínicos periódicos.
Ante la aparición de los primeros síntomas —dolor en el pecho, malestar intenso, dificultad para respirar o dolor en el brazo— las autoridades y la comunidad clínica enfatizan la importancia de acudir a un servicio de emergencias de inmediato. El tiempo de respuesta puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, y favorece resultados más favorables en la recuperación.
El Día Mundial del Corazón ofrece una oportunidad para revisar las medidas clave de prevención: adopción de una alimentación equilibrada, reducción de la ingesta de sodio y grasas saturadas, ejercicio regular, control de la presión arterial y los niveles de azúcar y colesterol, así como evitar el consumo de tabaco y moderar el consumo de alcohol. Además, se refuerza la importancia de la atención médica continua y del seguimiento de los factores de riesgo, especialmente en personas con antecedentes familiares o condiciones como hipertensión, obesidad o diabetes.
Las autoridades sanitarias destacan que, si bien la mayor parte de los infartos pueden evitarse, la preocupación ahora es doble: reducir la incidencia general y, en particular, disminuir la aparición de estos eventos en segmentos más jóvenes de la población. Por ello, se hace hincapié en campañas de educación para la detección temprana de síntomas, así como en la mejora de la accesibilidad a servicios de urgencias y a programas de prevención cardiovascular.