En 1998, el trágico secuestro y asesinato de los hermanos Melani y Octavio Leguina conmocionó a la sociedad argentina. Marcelo Torrico y Ariel Brandan, responsables de este horrendo crimen, marcaron a fuego la vida de su familia y dejaron una huella imborrable en la comunidad. A medida que avanza el tiempo, el tema de la posible liberación de estos criminales ha revivido el dolor y la indignación de quienes aún recuerdan la tragedia.
Miguel Ángel Leguina, padre de Melani y Octavio, se ha manifestado enérgicamente en contra de cualquier intento de liberar a sus captores, tema que se trata desde hace un tiempo, oponiéndose a esta supuesta libertad. En sus declaraciones, apeló a la reflexión de los jueces, recordando que la decisión de liberar a “estos maniáticos psicópatas” podría impactar a otras familias y niños. Leguina enfatiza la responsabilidad que tienen las autoridades de proteger a la sociedad y evitar que se repitan crímenes tan atroces.
