La práctica de deportes constituye no solamente un hábito altamente saludable, sino también es una forma civilizada de confraternizar, compartir y enaltecer valores que robustecen una sociedad. Afortunadamente en las últimas décadas – y sin excepción de edades – el deporte es un puente de encuentro que reúne a miles de personas en todo el planeta. Incluso el fútbol que hasta algunos años era patrimonio solamente de los hombres, en la actualidad se vio desbordado ante el entusiasmo incontenible de una cantidad imponente de mujeres que lo practican y compiten con éxito. Sin embargo, hay un factor esencial que hasta la fecha no es tenido en cuenta con la responsabilidad que la exigencia deportiva requiere. Y es que, para practicar cualquier deporte, debería ser una rutina obligatoria hacerse chequeos previos para evitar sorpresas. El síndrome de Wolff-Parkinson-White (WPW), por dar un ejemplo, es una afección en la cual existe una ruta eléctrica adicional del corazón que lleva a períodos de frecuencia cardíaca rápida (taquicardia). Este síndrome es una de las causas más comunes de problemas de frecuencia cardíaca rápida en bebés y niños. La detección de este síndrome a tiempo salva vidas. Si se desata una crisis a raíz de él, por lo general, produce muerte súbita. Un cardiólogo con sólo auscultar a quien lo padece, lo detecta de manera inmediata. Actualmente, con una operación incruenta, mediante catéter se supera fácilmente y el paciente queda en óptimas condiciones. Incluso a nivel educativo, debería ser obligatorio también este examen, pues su ocurrencia es mucho más frecuente de lo que se supone.
Fiel a su compromiso con la gente, el gobernador Gustavo Sáenz acudió a una práctica de reanimación, lo cual si se observa detenidamente, no se conoce que otro mandatario provincial se haya mostrado públicamente interesado en conocer cómo se hace volver a la vida a una persona tras un paro cardíaco o si debe llevarse a cabo una tarea de desfibrilación que es lo que debe practicarse ante un episodio cardíaco de determinadas características. Estos ejercicios que el gobernador practicó con un hombre simulado ante un grupo de personas, salvan vidas y renuevan esperanzas de que no todo termina ante episodios de esta naturaleza. Ciertamente, que se requiere de conocimientos básicos. Desde la posición de las manos, al modo como se debe ejercitar el músculo cardíaco para que recupere sus latidos. Resulta altamente auspicioso que un mandatario se interese no sólo en que quienes están a cargo de estos cuidados reciban su apoyo, sino que él mismo haya tomado los recaudos de aprendizaje ante una emergencia de esa índole, que puede desencadenarse en cualquier momento. Una vez más queda puesto en evidencia que Gustavo Sáenz es una persona preocupada por todo el acontecer humano; sin estridencias ni poses, sino con hechos concretos, que, no obstante que en su figura resultan naturales, en otros dirigentes aparece como algo lejano o directamente imposible imaginarlos, tal como es la ´practica de reanimación de un ser humano. En esa imagen de Sáenz, se reaniman también las esperanzas de que el valor de la solidaridad y la humanidad, deberían ser un denominador común en todos aquellos que aspiran a ocupar un cargo electivo. El compromiso y la militancia, por las dudas valga aclararlo, no se construyen ni se agotan en un día, sino que son el testimonio permanente de quien hace de la condición humana su razón de vivir.