Bolivia enfrenta una crisis económica y se encamina a un histórico giro a la derecha

Bolivia se prepara para unas elecciones presidenciales en las que ocho candidatos competirán por el cargo, pero tres concentran gran parte de la atención pública y mediática: el ex mandatario Jorge “Tuto” Quiroga, el empresario Samuel Doria Medina y el líder cocalero y actual presidente del Senado, Andrónico Rodríguez. Los comicios se desarrollarán este domingo y, según los últimos sondeos, los dos primeros mantienen una ajustada disputa en el primer lugar de las encuestas.

Candidato por la coalición Libre, Quiroga se presenta como un liberal, habló sobre “20 años perdidos de socialismo” lo ha convertido en una figura popular entre sectores conservadores. Ha prometido un “cambio sísmico” en caso de ser elegido, con medidas como la firma de tratados de libre comercio con Europa y China, la reducción del tamaño del Estado y la privatización de empresas públicas deficitarias. También ha planteado el retorno de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), expulsada del país durante el gobierno de Morales, para combatir el narcotráfico.

 Samuel Doria Medina, de 66 años, hizo fortuna en el negocio del cemento y diversificó su actividad con proyectos inmobiliarios y franquicias internacionales, incluida la de Burger King en Bolivia. También construyó el rascacielos más alto del país. Se define como socialdemócrata y afirma que su principal fortaleza es la capacidad de unir a bolivianos de diferentes corrientes políticas

Y por último Rodríguez representa a la nueva generación de políticos del Movimiento al Socialismo (MAS), aunque en esta elección no compite por ese partido. Tras la inhabilitación de Evo Morales para un nuevo mandato, decidió postularse por la Alianza Popular, rompiendo con su antiguo mentor. Defiende lo que llama “austeridad inteligente” y plantea una gestión eficiente de los recursos públicos. Pese a haber llegado a ocupar el tercer lugar en intención de voto, las encuestas más recientes lo sitúan en la cuarta o quinta posición, reflejando las dificultades para consolidar su apoyo fuera del MAS.