El domingo 31 de agosto de 2025, Juan Pablo Valdés, candidato de Vamos Corrientes, obtuvo una contundente victoria en primera vuelta con alrededor del 52 % de los votos, consolidando el control del oficialismo provincial . Detrás quedaron Martín Ascúa, impulsado por una alianza peronista (Limpiar Corrientes) con cerca del 19–20 %, y en tercer lugar Ricardo Colombi, de Encuentro por Corrientes con aproximadamente 16–17 %, mientras que Lisandro Almirón (La Libertad Avanza) registró un magro 9–10 % .
La oposición denunció irregularidades en el escrutinio: los datos oficiales tardaron en comenzar (más de una hora después de lo anunciado) y apenas el 11 % de las mesas estaban cargadas cuando se confirmó el resultado . Una vez más, se pone en discusión la confiabilidad del sistema electoral provincial.
La estrategia libertaria, liderada por Karina Milei y ejecutada por Eduardo “Lule” Menem, se derrumbó: su aspiración de un “tercer puesto decoroso” se transformó en un estrepitoso cuarto lugar, muy lejos del oficialismo y del peronismo .
Políticamente, la victoria de Valdés refuerza su autonomía de cara al gobierno nacional: al romper el acuerdo con La Libertad Avanza y conducir la campaña en solitario, evitó quedar subordinado a la Casa Rosada . Su triunfo es celebrado por gobernadores del espacio Provincias Unidas —como Schiaretti, Pullaro y Sadir— reforzando un bloque interior federal opositor al gobierno nacional .
Este triunfo llega tras semanas marcadas por denuncias de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), un escándalo que impactó negativamente al gobierno de Javier Milei y sumó presión sobre su estrategia electoral . El resultado correntino aparece así como un golpe simbólico: el kirchnerismo peronista emerge fortalecido, el radicalismo local confirma su arraigo, y el espacio libertario sufre un severo revés mientras el interior apuesta por una conducción más alejada del centralismo porteño.