La reciente decisión del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, de desdoblar las elecciones bonaerenses de las nacionales ha desatado una vorágine de conflictos internos dentro del kirchnerismo, reflejando una ruptura anunciada entre sus principales líderes. Las elecciones para la provincia se celebrarán el 7 de septiembre, marcando un punto de inflexión crítico en la política argentina.
Desde sus inicios, el kirchnerismo se había presentado como una coalición unida, pero los recientes acontecimientos han puesto en tela de juicio esta narrativa. La decisión de Kicillof se alinea con un movimiento estratégico que busca confrontar no solo a la oposición, sino también a figuras centrales dentro del propio kirchnerismo, como Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y Sergio Massa.
La Cámpora, la agrupación política que históricamente ha sostenido el liderazgo de CFK, ha expresado su descontento con Kicillof, acusándolo de romper la unidad de la coalición. Dentro de La Plata, se argumenta que la concurrencia a las elecciones nacionales se volvió inviable debido a las tensiones internas, lo que ha llevado a Kicillof a optar por un desdoblamiento que, aunque táctico, también puede resultar divisorio.
Alianzas y Estrategias
Kicillof, que cuenta con el apoyo de aproximadamente 50 intendentes bonaerenses, parece estar formando una nueva base de poder que podría redefinir el liderazgo dentro del kirchnerismo. Este movimiento no solo resalta la fractura en la coalición, sino que también pone de manifiesto la creciente competencia por el liderazgo en un contexto electoral cada vez más complejo.
La mirada está puesta en cómo este conflicto se desarrollará en los próximos meses y cómo las decisiones de Kicillof influirán en el panorama electoral de Argentina. La fractura del kirchnerismo podría abrir nuevas oportunidades para la oposición, al tiempo que sacude los cimientos de una alianza que, durante años, ha marcado el rumbo político del país.