En la sesión de ayer de la Cámara de Diputados de la Nación, convocada para tratar el aumento del presupuesto de las universidades públicas, de la cual es egresado y ni siquiera se inmutó, el diputado nacional por Salta, Carlos Zapata planteó una cuestión de privilegio, en contra de las autoridades del Cámara del Tabaco de Salta, que lo declararon persona non grata, y del senador provincial Enrique Cornejo, al que calificó de “senadorzuelo” y desfiguró su apellido materno de Saravia en “Taravia”, pretendiendo que el resto de los integrantes del cuerpo comprendan su particularísimo y a veces solitario sentido del humor. Por enésima vez en los últimos tiempos, Zapata quiso montar una escena persecutoria en su contra, aduciendo que la firma Massalin Particulares habría intentado de algún modo convencerlo a votar la imposición que viene eludiendo la Tabacalera Sarandí, cuyo dueño es Pablo Otero, el tristemente célebre Señor del Tabaco. A la fecha Otero mediante medidas cautelares interpuestas en la justicia, logró evadir el impuesto al cigarrillo y de ese modo no tributar por un total de U$S 800.000.000 millones. ¿No lo inquieta a Zapata saber de dónde proviene la inmensa fortuna amasada por Otero en menos de cinco años?
Zapata acusó al senador provincial por Güemes,Enrique Cornejo, de haberle promovido una denuncia penal en su contra, olvidando, extrañamente, que antes de la del senador Cornejo, la Cámara Nacional del Tabaco denunció por coimas que habría pagado el Señor del Tabaco a varios legisladores nacionales para votar en sentido contrario a la tributación que obligatoriamente debería abonar Tabacalera Sarandí y hasta ahora no lohace. Por ese motivo Zapata atacó también al periodista del diario La Nación Carlos Pagni, quien implicó al diputado salteño como uno de los que habría cobrado esa dádiva. Curiosamente, Zapata se olvidó que esta no es la única denuncia penal en su contra, ni Pagni el único periodista que lo implicó en la maniobra, pues Hugo Alconada Mom en otro artículo del diario La Nación también se hizo eco de la denuncia presentada por Luis Eugenio Guinle, presidente de la Cámara Argentina Nacional de Empresas Tabacaleras. En la cual se lo involucra directamente. Como si esto fuese poco, al plantear la cuestión de privilegio, Zapata dijo que la ley de Bases en la Cámara de Diputados fue aprobada entre gallos y medianoche, olvidando que en las 36 horas de debate ininterrumpido que llevó aprobar esa norma, el bloque de la Libertad Avanza que el mismo integra, hizo múltiples esfuerzos para que el resto de los bloqueslegislativo le diera la media sanción. Está claro que quien montó la estrategia para causar confusión en el Senado de la Nación fue el propio Zapata, quien habría hecho correr que el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, introdujo el texto que finalmente se aprobó sobre el tema tabaco a último momento.
Ya en el Senado, su antiguo aliado político Juan Carlos Romero, debió hacer varias aclaraciones, como también dejar sentada cuál sería su posición al respecto, ante la indignación que generó Zapata en la totalidad de la dirigencia tabacalera local y nacional: Romero debió decir públicamente que votaría en favor de que Tabacalera Sarandí pague el impuesto al que está legalmente obligada a pagar. Otra cuestión que no pasó desapercibida, fue que Zapata por primera vez reconoció que desde hace 40 años es productor tabacalero, en realidad quien produce y trabaja el campo es su cónyuge, propietaria del campo, y que fue gerente y directivo de la Cámara del Tabaco de Salta. Esta confesión pública tiene particular relieve a poco que se analice que por el conocimiento acabado que tiene del asunto, al diputado nacional le consta cuál fue la conducta empresaria de Massalin Particulares y de Philip Morris y cual la de Tabacalera Sarandí. Dijo además no conocer a Pablo Otero. Lo cierto es que el único privilegio es que hasta la fecha por una monumental operación de corrupción Otero no paga los impuestos que le corresponden tributar y a Zapata le parece bien, esa es la única cuestión de privilegio.