El gobierno nacional apuesta por una estrategia basada en mantener restricciones monetarias estrictas y tasas de interés en valores positivos en términos reales como principales instrumentos para controlar la escalada del dólar y evitar un proceso de devaluación descontrolado. La idea es que, mediante estas medidas, la tendencia alcista del dólar quede contenida y vuelva a alinearse con los objetivos de estabilidad macroeconómica.
No obstante, uno de los peligros que ahora se encuentran en la arena es que un aumento mayor en el tipo de cambio pueda traducirse en un impacto directo sobre los niveles de inflación. En ese escenario, existe la posibilidad de que la inflación suba más allá del 2%, poniendo en jaque las metas de estabilidad de precios que el gobierno persigue.
Desde el mercado financiero, algunos analistas y operadores sugieren que, en estas condiciones, sería conveniente volver a realizar operaciones de carry trade en estos niveles de cotización y aprovechar la ventana para realizar compras en bloque de bonos del Tesoro, buscando beneficiar los rendimientos en un contexto de tasas positivas en pesos.
Por ahora, el dólar paralelo (blue) ha acumulado una suba del 10% desde la última semana de junio. Aunque esta variación no resulta especialmente preocupante en términos absolutos —considerando que el dólar oficial todavía se encuentra por debajo del valor en que cotizaba hace un año—, lo que sí inquieta es la velocidad con la que se produce el ajuste.
Lo que genera mayores preocupaciones en el mercado es que la cotización superó el punto medio de las bandas cambiarias, lo cual podría acelerar la presión sobre el valor del dólar, acercándose al límite superior establecido en $1.450. La posibilidad de que el tipo de cambio intente testear ese techo aumenta, y con ello, la incertidumbre sobre la estabilidad del mercado cambiario.
En la rueda de apertura de la semana, el dólar oficial mostró una fuerte suba de 20 pesos, pasando de $1.260 a $1.280 en el segmento minorista. En la misma línea, el mercado mayorista también experimentó un incremento similar, cerrando en $1.264.
Este abrupto aumento en la cotización oficial refleja las tensiones del mercado ante la expectativa de que el actual esquema de restricción monetaria y regulación cambiaria continúe en vigencia, además de reflejar las presiones existentes en un contexto donde el dólar sigue en tendencia alcista y la inflación aún representa un reto importante para las autoridades económicas.