El huracán Milton, que alcanzó el nivel de categoría 5 en la escala Saffir-Simpson, manifestó su imponente fuerza en las costas de Yucatán, Quintana Roo y Campeche. Este fenómeno meteorológico se formó rápidamente, intensificándose en menos de 24 horas hasta convertirse en un ciclón de máxima categoría, generando preocupación entre las autoridades y la población.
A pesar de su potencial destructivo, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) reportó que Milton se degradó a categoría 4 antes de hacer su impacto más significativo. Estos cambios en la clasificación del huracán fueron el resultado de variaciones en su trayectoria, que desplazó su cono de incertidumbre 30 km al norte. Esta adaptación en su rumbo permitió descartar un impacto directo del centro del ciclón en la costa de Yucatán, lo cual fue un alivio para las comunidades costeras que a menudo enfrentan las consecuencias devastadoras de huracanes de tal magnitud.
Sin embargo, los efectos del huracán Milton se sintieron en toda la región. Rafagas de viento intenso, lluvias torrenciales y oleaje elevado impactaron a varios municipios, generando inundaciones y daños a la infraestructura. Las autoridades locales activaron los protocolos de emergencia, y muchos se prepararon para contingencias, reforzando sus hogares y siguiendo las recomendaciones de evacuación.
Milton no tocó la costa con toda su fuerza, la experiencia de vivir un huracán de esta categoría dejó una huella en la memoria colectiva de los habitantes de Yucatán, Quintana Roo y Campeche.