En un TikTok que circuló en las últimas horas, la Diputada Nacional Emilia Orozco blanqueó abiertamente una sospecha generalizada, pero que ahora tomó el carácter de certeza ¿Qué dijo Emilia? Que el IPS debe cerrar. Indudablemente, a veces parece que a la morena de voz aflautada le soplan al oído o le dictan este tipo de soluciones suicidas para la salud pública. Porque de lo contrario no se explica que propicie el cierre definitivo de la obra social de todos los salteños. O lo que es lo mismo, que de un día para el otro se queden sin prestaciones médicas ni sanatoriales.
Es lo mismo que cuando se abalanzan sobre otros organismos que algunos casos debieron retroceder como YPF o Aerolíneas, porque de venderlos otra vez, la situación no solamente hubiese sido catastrófica, sino ya directamente inexplicable para los argentinos. Afortunadamente, Milei eligió un buen presidente de YPF que está saneando la empresa y continúa en manos del Estado. Su titular, Horacio Marín, es una persona capaz que tiene una visión de futuro como es la energía producida por una empresa del Estado, que en los próximos años comenzará a tener autoabastecimiento pleno y superávit para las arcas fiscales. Probablemente Emilia no esté al tanto de la política energética del gobierno que dice defender y menos aún de lo que realmente sucede en la salud en Salta.
Cada vez es más fuerte el rumor que el dueño del IMAC Salta, Fernando Saavedra y el senador nacional Juan Carlos Romero, quisieron aprovecharse de la crisis circunstancial del IPS para hacerlo tocar fondo y apoderarse de ese organismo, clave para la salud de todos los salteños. Romero siempre mostró especial apetencia por todo lo que tenga que ver con la privatización de la salud. La salud paga administrada por privados no es garantía de nada. Y si no, basta comprobar el millonario juicio que tienen de por medio dos gigantes privados como Swiss Medical y OSDE, que desde el gobierno de Mauricio Macri siguen sin poder arreglar sus feroces reyertas. Las cuotas que cobran exceden largamente lo que puede abonar un ciudadano común, por eso las obras sociales públicas son cada vez más requeridas.
¿No sabe esto Emilia? Probablemente no, porque pese a que se educó gracias al Estado y aborrece a la Universidad Nacional de Salta, piensa como una niña rica a la que le costean sus gastos y caprichos. Lo asombroso es que no propone un nuevo modelo de gestión, sino que directamente aparece como facilitadora y propagandista principal de la venta inmediata del Instituto Provincial de la Salud de Salta, una institución que, aún con sus problemas, solucionó múltiples casos a lo largo de los años, con cobertura a todos los niveles y en la totalidad de la geografía provincial.
Esta proposición no tiene nada de inocente ni de política, sino de facilitación de un negocio a espaldas del pueblo de Salta, tal como en su momento ocurrió con el Banco Provincial que dejó hasta el presente a los salteños sin su banca propia. Curisoamente a ese Banco lo privatizó y liquidó el residual Juan Carlos Romero, durante su gobierno; al igual que al Banco de Préstamos y Asistencia Social que fue una institución de bien pública a la que acudían miles de salteños a empeñar sus bienes para obtener dinero en el acto. Mejor no recordemos esa historia, porque es de las más oscuras del pasado reciente de Salta y alguno de los liquidadores, ya no están en este mundo. Lo que sí fue una de las vergüenzas más notables en la historia institucional de la provincia. Inolvidable. La voracidad y codicia con que el trío Romero, Saavedra y Orozco se encaramaron para quedarse con el IPS asusta y a la vez enciende las luces de alarma para las próximas elecciones. Que no mientan que no sirve. Simplemente, ellos lo quieren. ¿Será Emilia parte del currro?