Los intensos incendios en el estado han afectado hogares, negocios e infraestructura crítica, mientras las autoridades advierten sobre el incremento del peligro en los próximos días.
Más de 12.300 hogares y negocios han sido destruidos y al menos 24 personas han muerto debido a los devastadores incendios que azotan el estado de California, según cifras oficiales de las autoridades. Aunque los esfuerzos de los bomberos locales, estatales y federales han logrado contener parcialmente algunos de los incendios más grandes, las llamas continúan representando un peligro significativo no solo para las comunidades afectadas, sino también para la infraestructura energética de la región.
Los incendios, que desde el pasado martes 7 de enero permanecen fuera de control, podrían interrumpir el flujo de energía en California y en otros estados del oeste de Estados Unidos. Las refinerías de petróleo ubicadas en las áreas de Los Ángeles y Long Beach enfrentan riesgos indirectos debido a la proximidad de varios oleoductos clave que han sido cerrados por precaución.
El cierre de oleoductos en las zonas afectadas podría no solo interrumpir el suministro de productos refinados hacia otros estados, sino también provocar un exceso de inventario en las refinerías, lo que obligaría a reducir las tasas de operación.
La crisis en el estado de California continúa agravándose, con más de 12.300 estructuras destruidas o dañadas y un saldo de al menos 24 muertos. Las condiciones climáticas, marcadas por fuertes ráfagas de viento y una humedad extremadamente baja, han intensificado la propagación de las llamas, afectando a más de 8 millones de personas que se encuentran en zonas de riesgo crítico. Las autoridades advierten que la situación podría empeorar en los próximos días, con pronósticos que indican la persistencia de los vientos de Santa Ana y la falta de alivio en el clima seco.