El gran artista argentino de 96 años presenta una muestra de 80 obras realizadas en más de seis décadas, en un histórico edificio construído durante el siglo XVI en Siena, región de la Toscana.
El imponente palacio de las Papesas de Siena (norte de Italia), levantado por deseo de la hermana del pontífice Pio II, renace con la obra de Julio Le Parc, pionero e ícono del cinetismo, la corriente que quiso “democratizar” el arte en los años 60 con la ayuda de un grupo de jóvenes artistas latinoamericanos.
Le Parc (Mendoza, 1928) ha viajado a sus 96 años desde París, donde reside, a Siena para participar en la organización de la exposición de 80 obras realizadas en sus más de 60 años de carrera, supervisando todos los detalles con la ayuda de su hijo y director artístico, Yamil Le Parc, y la curadora de la exposición, Marcella Beccaria.
Julio Le Parc, el descubrimiento de la percepción exhibe hasta el 16 de marzo de 2025 pinturas, esculturas, móviles y otras obras creadas desde 1958 hasta 2024, todas marcadas por el movimiento físico o virtual, aunque no es una retrospectiva “porque para eso harían falta 2.000 metros cuadrados”, explica Yamil Le Parc.
“Son tres cuadernos con todo lo que forma parte de su obra hasta hoy mismo”, revela su hijo, como la geometría, la abstracción, la luz, el movimiento y el color, características que le distinguirán siempre, dando a su obra una “calidez” que le hace “accesible y fácil” dentro una corriente que puede parecer “fría”.
“Él cambia conscientemente. Empezó con la experimentación de la luz, de la escultura, con el movimiento y eso tiene una parte filosófica, política, social, para intentar hacer entender a la sociedad que el arte es para todos, que debe de ser participativo y evolucionar a otra cosa”. Ahora, eso es algo normal, pero no en 1960, cuando poco después de llegar a París funda con otros jóvenes el Grupo de Investigación de Arte Visual (GRAV) para cambiar la rigidez imperante en el mundo del arte, acercándolo a la gente a través del movimiento, la luz y la geometría, aspectos fundamentales de su obra.“Para mí eran como los ‘Beatles’ del arte, un grupo de muchachos con melena y la intención de romper la estructura rígida de los museos de París”, la capital del arte, explica su hijo.
El artista argentino, el primer latinoamericano en ganar la Bienal de Venecia en 1966; sus compatriotas Horacio Gracia-Rossi y Hugo De Marco, el español Francisco Sobrino Ochoa y los franceses Francois Morellet y Jean Pierre Yvaral impulsaron ese grupo interesado en los efectos visuales, lumínicos y cromáticos. Era algo “un poco perturbador, demasiado socialistas esas ideas de luchar para democratizar el arte” y “no fue tomado en consideración porque molestaba”, además de por estar compuesto por “demasiados latinos”, añade. En 2005, la fundación suiza Daros creó “una exposición alrededor de toda su obra de luz”, iniciando un “resurgir” que culmina con “su gran retorno en el 2013 en el Palais de Tokio de París”, que fue “un éxito rotundo”.