Hay noticias sobre el año electoral que se avecina: y es que se presume turbulento. Contagiados por la lógica libertaria de los discursos incendiarios o las posiciones irreductibles, comienzan a asomar desde sus madrigueras quienes aspiran a competir por cargos provinciales, con pocas o ninguna propuestas, recursos y chicaneos conocidos hasta el hartazgo y con la única misión de oponerse al oficialismo ¿Cómo? Per codere dirían los viejos inmigrantes italianos de la boca. Es que sorprende la carencia de ideas en dirigentes que hasta por una cuestión de edad, deberían ser la superación de las generaciones a las que pretenden reemplazar. Eso así, con las mismas prácticas y las mismas mañas. Antiguallas dirían nuestras abuelas. Las veleidades son voluntades antojadizas o deseos vanos. En otras palabras, presumir de algo que en realidad no se es. No escapa a este molde alguien que en su momento aparecía como una tenue sorpresa o una tímida renovación entre los políticos locales, tal es el caso de Sofía Sierra.
Con su porte, aparentemente aristocrático y mirada entre lánguida y sobradora (no se sabe bien de qué) la legisladora a la que muchos vieron como una estrella refulgente en el firmamento salteño, poco a poco se fue apagando como estrella hasta volverse una suerte de llamita de fósforo al que le sopla el viento. En ese horizonte anodino, apareció la última sesión oponiéndose a la prórroga de la emergencia socio sanitaria de la Provincia, seguramente haciéndole un guiño al fervor libertario para que la incluyan en sus listas de candidatos en 2025. Según su pausado discurso legislativo los reservorios de agua y la alimentación para el norte de la provincia no alcanzan para continuar la emergencia. Curiosamente aludió de paso a la situación de los pueblos originarios, pero lo llamativo del asunto, es que nunca se vio a la diputada Sierra visitando en el norte provincial para interiorizarse de cuál es su realidad y las penurias que pasan sus pobladores.
Tratándose de una de las regiones donde la pobreza castiga en forma más brutal y despiadada a la condición humana, no se trata de oponerse livianamente a la prórroga de la emergencia, sino en todo caso: saber de qué se trata. Muchos son los esfuerzos que desde el gobierno provincial se han hecho en la materia. Desde obras hasta asistencia permanente. Parecería, entonces, que esta situación dramática e infrahumana que padecen los habitantes de la zona, es únicamente un problema del oficialismo, cuando la realidad golpea a las puertas solidarias de todos los salteños sin excepción. Mucho más, cuando parecería que solamente se trata de oponerse y no de brindar alternativas, que desde luego serían bienvenidas, no en modo campaña, sino en actitud solidaria para personas que sufren y padecen enormes carencias y requieren del esfuerzo mancomunado de toda la sociedad. Claramente, en su ideario elitista, la diputada Sierra no tiene entre sus prioridades que la gente que tiene estos dolores y padecimientos mejore su situación, sino que para ella basta suprimir la emergencia, para que todo vaya de mal en peor.