Los incendios forestales en Córdoba se han convertido en una crisis ambiental que no da tregua. Según lo informado por Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgos de la provincia, en la mañana de este día se mantenían activos tres focos de incendio, una situación que ha generado preocupación entre los habitantes de la región. Estos incendios, que han asolado la provincia en los últimos días, han arrasado más de 16.000 hectáreas en tan solo cinco días, dejando a su paso no solo un paisaje devastado, sino también un alto costo emocional y económico para las comunidades afectadas.
La ubicación de los incendios es particularmente preocupante, con focos activos en áreas críticas como Salsacate, Chancaní, Villa Berna y Punilla. En estos lugares, aproximadamente 250 bomberos, apoyados por efectivos de la Estrategia de Atención de Emergencias (Etac), el Plan del Fuego y Protección Civil, están trabajando arduamente para contener las llamas. Sin embargo, el desafío es monumental. La combinación de condiciones climáticas adversas y la vegetación seca ha propiciado que el fuego se propague rápidamente, a menudo superando la capacidad de respuesta de los equipos de emergencia.
La situación es más que alarmante. Localidades enteras se ven obligadas a permanecer en alerta constante, con la sensación de peligro latente. Los habitantes de estas zonas saben que una simple ráfaga de viento puede ser suficiente para avivar las llamas, lo que les impide dormir tranquilos cada noche. Las autoridades locales han hecho un llamado a la población para que permanezcan vigilantes y colaboren con las recomendaciones de seguridad, pero el temor persiste entre quienes ven sus hogares y su entorno en riesgo.