El presidente de Brasil insiste en una política de seguridad que enfrente la raíz del problema del narcotráfico en vez de impulsar la “matanza”, tras una megaredada que dejó más de 130 muertos y donde se denuncian ejecuciones sumarias. Por esta razón se promulgó una Ley que incrementa la protección de los agentes públicos que combaten el crimen organizado y endurece las penas para quienes intenten obstruir las investigaciones.
Mientras tanto, los cuerpos continúan apilandose en el después del operativo policial más letal en la historia de Río de Janeiro. El proyecto de ley que el Ejecutivo envió al Congreso busca precisamente unificar las fuerzas y crear mecanismos de control federal sobre las operaciones regionales. “El gobierno brasileño no tolera a las organizaciones criminales y actúa con mayor firmeza para combatirlas”, declaró Lula a través de sus redes sociales.
Lula sostuvo que el país necesita “una política de seguridad moderna, integrada y que no convierta las favelas en zonas de guerra”. Recordó que su gobierno ya envió al Congreso un proyecto de ley para unificar las fuerzas y crear mecanismos de control federal sobre las operaciones regionales. “Necesitamos un trabajo coordinado que impacte la espina dorsal del narcotráfico sin colocar policías, niños y familias inocentes en riesgo”, escribió el mandatario el miércoles.


 
                     
                    