La movilización de los jubilados que se lleva a cabo todos los miércoles cerca del Congreso de la Nación se tornó caótica en su última edición, culminando en disturbios, enfrentamientos con la policía y un saldo de 124 detenidos, además de al menos dos personas heridas de gravedad. La protesta, que refleja el descontento de los jubilados frente a la actual gestión del gobierno de Javier Milei, se vio intensificada esta vez por la presencia de barras bravas y agrupaciones políticas de la oposición.
La habitual marcha, que reclama mejoras en las pensiones y una atención más digna a los derechos de los jubilados, adquirió un nuevo nivel de tensión. El Gobierno, fruto de esta escalada de violencia, ha catalogado la movilización como un “intento de desestabilización”. Esta acusación surge en un clima de polarización política, donde la oposición ha hecho eco de las demandas sociales de los jubilados, buscando capitalizar el descontento popular.
El Ministerio de Seguridad de la Nación activó el protocolo antipiquetes, intentando contener la movilización antes de que se transformara en un conflicto abierto. Sin embargo, a partir de las 16 horas, comenzaron los primeros enfrentamientos. La policía, en un intento de controlar la situación, dispersó a los manifestantes, lo que resultó en choques que se extendieron por toda la tarde. Las imágenes del evento reflejaron escenas de caos, con destrozos en la vía pública y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.