Se trata de la monja que salió del Convento San Bernardo mediante un allanamiento en diciembre de 2022, después de que su hermana denunciara que estaba secuestrada.
La jueza de Garantías Ada Zunino impuso una medida cautelar de protección de una monja carmelita descalza que en abril pasado hizo pública una carta en la que denunció haber sufrido manipulación y maltrato. La magistrada ordenó a la vidente María Livia Galliano de Obeid, a su esposo Carlos Daniel Obeid, al abogado José Viola y a las monjas del Convento San Bernardo que se abstengan de ejercer violencia de género.
La medida fue dispuesta tras conocerse la carta que una monja carmelita escribió al vicario judicial de la Arquidiócesis de Salta, Dante Simón, en la que describió situaciones de maltrato, amenazas y manipulaciones en el Convento San Bernardo. Estos hechos llevaron a que la hermana biológica de la religiosa presentara una denuncia por privación ilegítima de la libertad, argumentando que la mantenían incomunicada, y finalmente logró sacarla del Convento en diciembre de 2022. En esa ocasión, intervino el fiscal Ramiro Ramos Ossorio y la monja fue rescatada mediante un allanamiento.
La religiosa redactó la carta con la intención de que se sumara a un informe solicitado por el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, órgano del Vaticano del que dependen las Carmelitas. En su relato, detalló los hechos vividos desde 2014 hasta el 21 de diciembre de 2022.
Esta mujer, que ha vivido 32 años recluida en el Convento, padece cáncer y actualmente reside en la ciudad de Salta, esperando que la Santa Sede le aporte una solución para regularizar su situación, ya que expresa su deseo de continuar su vida consagrada y volver al claustro como carmelita.
La religiosa narró que se les negaba asistencia médica tanto a ella como a otra monja que también padecía cáncer, a la que también le impedían recibir visitas. Además, denunció que no se les proporcionaba la alimentación prescrita por razones de salud, se les asignaban tareas estando enfermas y se registraban grabaciones y supervisiones durante las confesiones. También describió manipulaciones ejercidas por la vidente María Livia en las elecciones de priora, difamaciones e irregularidades en los manejos financieros del Convento.
Desde 1990, Galliano de Obeid afirma recibir mensajes de la Virgen María dirigidos a las monjas. Durante las celebraciones más importantes, miles de personas acuden a la ermita en el cerro sobre el que se recuesta el residencial barrio Tres Cerritos en la ciudad de Salta, aunque la Iglesia no reconoce esta devoción. En un documento de 2022, la Iglesia recordó a las monjas la “estricta observancia de las normas de ley en este aspecto, incluida la estricta observancia de la clausura monástica”.
En abril de 2022, las monjas de San Bernardo denunciaron al arzobispo de Salta, Mario Cargnello, y a otros tres religiosos por violencia de género y económica. La jueza de Violencia Familiar y de Género, Carolina Cáceres Moreno, impuso medidas de restricción y exigió a los denunciados realizar capacitaciones en género y recibir tratamiento psicológico. Esta resolución fue apelada.
Ahora, en su carta, la religiosa que acusa a las otras monjas y a la vidente por violencia de género, afirma que, tras los hechos ocurridos en el sepelio de una compañera, “por instrucción de la señora María Livia, la madre María Fátima nos obligó a firmar una hoja en blanco, diciendo que era solo un protocolo que se activaría si el obispo intervenía en el Convento. Firmamos ante el escribano Federico Alurralde, el contador Carlos Obeid y su esposa María Livia Galliano. Más tarde, nos informaron que el protocolo se había activado y se había presentado una denuncia por violencia de género, alegando que era culpa de la hermana María Magdalena, quien había dejado el Convento. Nunca tuvimos claridad sobre lo que estábamos firmando”, indicó.
“Dado lo vivido durante los últimos 9 años, puedo afirmar que la Sra. María Livia nos manipuló espiritual y moralmente, transformando nuestra conciencia a través de mentiras y amenazas, arrastrando a las Madres por el mismo camino”, aseguró la monja. “Después de salir del claustro, le pregunté a la hermana M. B. por qué tanto hostigamiento contra mí, y ella me respondió: ‘por plata'”, narró la religiosa.
“Mi apreciación es que tanto las hermanas del monasterio como los servidores del cerro sufrimos una constante manipulación en nombre de la Santísima Virgen, por parte de la Sra. María Livia y su esposo Carlos Obeid, para su beneficio personal”, concluyó.