Una operación perfectamente montada e individualizada sobre su procedencia, recorrió las redes y los medios de comunicación en los últimos días. No se sabe nada de su legitimidad ni de su dudosa procedencia ¿Qué se buscó? En el juego del “todo vale” se intentó mezclar el asesinato de Darío Monges con el gobierno provincial y particularmente desprestigiar la figura del gobernador Gustavo Sáenz, a quien nunca nadie había relacionado con este tema. Ni siquiera en esta operación, porque en lo que se refiere al gobernador es el enojo que habría tenido por el millonario desfalco de la Municipalidad de Prof. Salvador Mazza, a la que finalmente decidió intervenir en su momento ¿Puede llegarse a tanto, con tal de hacer sucumbir a un gobierno elegido por el voto popular en forma mayoritaria y que tiene plena legitimación de origen? Parecería que para las usinas de la difamación definitivamente: sí. El vehículo utilizado para el intento de desintegración de la reputación del oficialismo fue, otra vez, el diario El Tribuno.
Con problemas financieros de larga data y despido de personal mediante, el autopercibido matutino independiente pareció padecer alguna amnesia importante en la historia reciente de Salta. Como la nunca esclarecida desaparición de Entre las violencias contra mujeres, las sufridas por Graciela Kuhne y Thelma Edwards, dos profesionales salteñas que vivían y trabajaban en Salta, figuran entre las peores e impunes. Casi nadie las recuerda. Desde hace 26 años, -cuenta el periodista Darío Illanes- Graciela y Thelma están misteriosamente desaparecidas. Hasta el perro negro y grandote que tenían, “Cambá”, desapareció. Los datos más estremecedores y macabros fueron que pocos días después, como de la nada, apareció en la calle Las Margaritas 99, del barrio Tres Cerritos, a tres cuadras del domicilio de las mujeres, el automóvil marca Renault 12, modelo 81, chapa de Capital Federal, propiedad de Thelma. El vehículo fue hallado con restos de sangre y pelos en los pisos, asientos y baúl. Las ruedas y carrocería mostraban que el auto había recorrido zonas rurales antes de aparecer en el barrio residencial. Extrañamente, el tanque de combustible estaba lleno. Y para contribuir aún más al misterio, pegados en la chapa y vidrios sanos del Renault 12 se encontraban pegados afiches políticos. Nunca el diario El Tribuno reparó en esta misteriosa desaparición. Los memoriosos recuerdan solamente una frase escuchada a un investigador: algo descubrieron vinculado al narcotráfico de alto nivel.
O como recordó en un artículo publicado en el portal de TN el 14 de marzo de 2022, Graciela Di Lodovico, En 1987, un accidente áereo desnudó la escalada del tráfico de droga en el continente y marcó a un cerro de San Antonio de los Cobres como la zona 0 del narcotráfico en el país. La prensa aún no lo sabía, pero en el mismo día en el que el mundo se emocionaba con la foto del Papa Juan Pablo II besando a “un niño enfermo de SIDA”, un avión narco con cuatro tripulantes y 200 kilos de cocaína se estrellaba en el cerro El Morro, cerca de la frontera con Chile, en San Antonio de Los Cobres. Ocurrió el 19 de septiembre de 1987, cuando Clarín llevaba en su tapa el titular: “Alfonsín no enviará al Congreso el proyecto de Reforma Constitucional”. Así, con mayúscula y tinta negra, el diario ilustraba su edición número 14.945 en la que también reflejaba la cumbre entre el estadounidense Reagan y el ruso Gorbachov. Cuatro días más tarde, el 23 de septiembre, las crónicas periodísticas comenzaban a dar cuenta de la existencia del avión, un Piper Azteca que volaba sin habilitación hacia Estados Unidos y había caído en algún punto de la Cordillera de los Andes.
El transportista narco Roberto Gallucci era corredor de autos. Al mismo tiempo, comenzaban las sospechas en torno al verdadero motivo del periplo sobre el cielo argentino y, puntualmente, sobre su piloto: Roberto Magalhes Gallucci, un dandy brasilero que saltó a la fama a raíz de un intrépido paso por el automovilismo. Su vida inspiró el libro A Invasao Branca. La conexaoLatinoamericana de la mafia, de Ricardo Rodríguez de Moraes. Roberto Galluci, el dandy brasilero que comandaba el avión. La vida de Galluci fuera de los flashes no era tan glamorosa. En San Pablo, el dandybrasilero tenía una causa abierta por un homicidio, ocurrido durante un episodio de contrabando en 1985. No mencionaban una condena a cinco años de prisión en Estados Unidos por ese delito.
Informes de la época, además, indicaban que la pena del corredor de autos había sido reducida por colaborar con información acerca de Auguste Josep Ricord, un poderoso narcotraficante francés que se asentó en Paraguay, en ese momento bajo la dictadura de Alfredo Stroessner Matiauda. La cuasa federal de la caída del “avión blanco” jamás fue invesigada por la justicia federal de Salta de aquel momento y hasta el fuselaje del avión caído les fue devuelto a la familia de los narcotraficantes. Tampoco debe olvidarse que entre la “carga” venían volando junto a la cocaína alrededor de U$S 5.000.000 una suma escalofriante, cuyo valorsi se actualiza 37 años más tarde es sensiblemente superior. Es conveniente que las usinas de la difamación tengan en cuenta estos datos que olvidan y que seguiremos mostrando para hacer notar las diferencias entre un gobernador que lucha a brazo partido contra la droga, mientras otros que no tienen memoria eligen calumniar porque no soportan un archivo.