Los bisontes europeos eran hace tiempo unos grandes caminantes de Europa y Asia occidental. Sin embargo, la caza constante y la pérdida de hábitat en los últimos siglos hizo que la población colapsara, tal como explica aquí CNN. El último ejemplar salvaje fue abatido en el Cáucaso en 1927 y entonces quedaron solo 54 ejemplares vivos en zoológicos y parques privados.
Desde entonces, los programas de cría y las reintroducciones en toda Europa han ayudado al bisonte a recuperarse. En la actualidad hay unos 7.000 ejemplares en libertad.
Más de 47.000 especies de animales están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, cuya lista muestra que no hay categoría de animales ni continente que estén a salvo.
Las amenazas de los animales que habitan nuestro planeta son múltiples: pérdida de los hábitats en los que se desarrollan, modificaciones de esos hábitats que impiden su desarrollo, comercio ilegal de especies, caza y matanza ilegal, etc.
También han sido protagonistas de proyectos exitosos de conservación que han permitido el retorno del abismo de aves como la igüeñuela negra o kaki y marsupiales como el wombat del norte.
Hay especies extintas que ya no se podrán recuperar. Pero estos ejemplos muestran cómo las intervenciones positivas a tiempo, a menudo necesarias porque anteriormente los espacios fueron intervenidos negativamente por los propios humanos, sí pueden hacer el cambio.