En medio de un escenario político cada vez más polarizado, la relación entre Javier Milei y Victoria Villarruel parece haber llegado a un punto de máxima tensión. El presidente y líder del Gobierno, en declaraciones recientes, acusó duramente a la titular del Senado de promover una supuesta “corrida cambiaria” y de colaborar con la oposición para mantener el poder, en medio de un enfrentamiento que profundiza las fisuras internas del espacio.
Milei, que ya había señalado públicamente a Villarruel de haber sido traidora por aprobar aumentos en jubilaciones y beneficios para discapacitados, fue aún más allá al afirmar que la ex compañera de fórmula había trabajado junto a sectores opositores para intentar consolidar una postura de poder. “Si el Gobierno se desmoronaba, ella se quedaba con los kirchneristas”, disparó, reforzando la idea de que hay una trama de traiciones dentro del mismo frente político.
La disputa tiene raíces en recientes decisiones parlamentarias en las que Villarruel apoyó aumentos en jubilaciones y la declaración de emergencia en discapacidad, medidas que Milei critica como un alineamiento con el kirchnerismo, a quien acusa de buscar mantener el clientelismo y la dependencia social. Pese a la ruptura formal que Milei confirmó hace más de un año con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, su relación con Villarruel, quien fue su vice en la fórmula presidencial, también parece estar marcada por diferencias profundas.
En su línea de desdén, Milei remarcó que, en su visión, no hay posibilidad de reconectar con Villarruel. “Roma no paga traidores”, afirmó en una referencia a la frase famosa que repite al alejarse de quienes considera disidentes o desleales. Descarto cualquier propuesta de diálogo o reconciliación, aseverando que su prioridad es gobernar con el mandato del pueblo argentino, con metas claras como reducir la inflación, disminuir los impuestos, estimular el crecimiento económico y combatir la inseguridad.
Este enfrentamiento no solo revela las tensiones personales y políticas entre figuras clave del espacio de Milei, sino que también evidencia las disputas internas que amenazan con debilitar aún más la cohesión del frente libertario en un contexto político altamente competitivo y fragmentado. La crítica de Milei hacia Villarruel, en particular, subraya la existencia de diferencias estratégicas y de lealtades dentro del mismo movimiento, que podrían tener repercusiones en el desarrollo de su gestión y en la alianza política que buscan consolidar.
Por ahora, la tensión parece lejos de diluirse y mantiene en vilo a los observadores políticos, quienes analizan las implicancias de estas disputas internas en un escenario donde la unidad, más que nunca, resulta crucial para enfrentar los desafíos del país.