El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) anunció recientemente una disminución de 14,8 puntos en el índice de pobreza, alcanzando al 38,1% de la población y al 28,6% de los hogares durante el segundo semestre de 2024. En un contexto de constantes ajustes económicos, muchos se preguntan si estos números realmente reflejan la realidad de los argentinos. En un recorrido por las calles, diversas opiniones surgieron respecto a los datos presentados.
“Ahí le erró una banda, no coincido con ese parámetro”, expresó una vecino, quien consideró que el INDEC viene fallando en sus mediciones desde varios gobiernos. Según él, las estadísticas no capturan el impacto real de la crisis económica en la vida cotidiana. Otra persona, con un tono más crítico, señaló que “Milei festeja el hambre y la necesidad de la gente”, haciendo referencia a las políticas implementadas por el actual gobierno, que, según sus palabras, no han mejorado las condiciones de vida de los más vulnerables.
Sin embargo, no todos comparten una visión negativa. Para algunos, como un hombre que prefirió mantenerse optimista, “nos va a sacar adelante”.
Una persona más reflexionó sobre la persistente pobreza en el país: “Siempre hubo pobreza, nadie lo va a arreglar”. La sensación de resignación parece estar calando hondo en muchos, quienes perciben que, a pesar de las medidas tomadas, las dificultades económicas siguen presentes.
Por otro lado, algunos coinciden en que, aunque el gobierno no se queja, “la plata no alcanza” como antes. La inflación, el aumento de los costos de vida y la caída en los salarios parecen ser un factor común en las opiniones de muchos ciudadanos. Para otros, uno de los síntomas más preocupantes es el incremento de la gente en situación de calle, que parece reflejar con más claridad los desafíos económicos actuales que los números oficiales.
Finalmente, una mujer expresó su desconcierto sobre el contraste entre la macroeconomía que “va bien” y la realidad que se vive a pie de calle: “Lo dicen en los medios, pero no se ve en las calles”.
El debate sigue abierto: ¿realmente los datos del INDEC reflejan una mejora significativa en la pobreza o es solo una visión alejada de las dificultades diarias que enfrenta la mayoría de la población? Mientras tanto, la sensación generalizada parece ser que, aunque los números puedan haber mejorado marginalmente, el bolsillo de los argentinos sigue sufriendo las consecuencias de una economía que no termina de estabilizarse.