Estudios revelan que el uso de vocablos tabú beneficia la salud mental y fomenta la cercanía interpersonal en entornos sociales. Pero abusar de este recurso puede tener efectos negativos
Un acto tan cotidiano como maldecir podría tener efectos sorprendentes en la salud física y emocional y social de las personas. Según investigaciones recientes, el uso de palabras consideradas tabú ayuda a aliviar el dolor y mejora el rendimiento físico, regula las emociones y fortalece los lazos sociales. Decir malas palabras genera un fenómeno conocido como hipoalgesia, que reduce la sensibilidad al dolor.
En un experimento, los participantes que repetían una grosería mientras mantenían sus manos sumergidas en agua helada lograron soportar el dolor por más tiempo en comparación con aquellos que usaron palabras neutras. Este efecto analgésico, según explicó el psicólogo Richard Stephens, de la Universidad Keele en el Reino Unido, convierte a las groserías en un recurso accesible y de bajo costo para el manejo del dolor. Sin embargo, Stephens advierte que el uso excesivo de estas palabras puede disminuir su efectividad, ya que su impacto emocional se desgasta con la frecuencia.
Rendimiento físico
Según un estudio publicado en el Quarterly Journal of Experimental Psychology en 2022, maldecir también puede mejorar el rendimiento físico. Los participantes que repetían una grosería mientras realizaban ejercicios como flexiones de silla reportaron un aumento en su confianza y fuerza.
Esto se debe a que se reduce las inhibiciones sociales, lo que permite a las personas actuar con mayor confianza y menos preocupación por la evaluación negativa de los demás. Además, investigaciones previas han demostrado que el uso de palabras tabú puede aumentar la potencia en actividades como el ciclismo y la fuerza de agarre manual.
El psicólogo Timothy Jay, autor de libros como Why We Curse, explicó que maldecir permite a las personas ventilar emociones como la ira y la frustración, actuando como una forma de catarsis. También dijo que es un signo de inteligencia.
Sin embargo, los expertos advierten que el uso excesivo de groserías puede tener consecuencias negativas. Las personas que maldicen con frecuencia pueden ser percibidas como agresivas o poco profesionales, especialmente en entornos laborales. A pesar de los avances en la investigación, aún quedan muchas preguntas por responder sobre los mecanismos detrás de los efectos de las groserías.