Joe Biden y Donald Trump se enfrentan hoy en un debate presidencial que dejará una marca en la historia de los Estados Unidos: son dos proyectos políticos diferentes y dos personalidades distintas que batallan por cumplir su último sueño de poder.
Biden y Trump dispondrán de noventa minutos para convencer a una audiencia casi infinita que desconfía de sus edades para ocupar el Salón Oval, está irritada por la situación económica y no termina de entender porqué la Casa Blanca se involucró en los conflictos de Ucrania y Gaza.
El presidente demócrata y su antecesor republicano tienen previsto llegar dos horas antes a Atlanta, una ciudad que ha reforzado su seguridad y que es implacable con el calor del verano. En las cercanías de la CNN, que fijó reglas estrictas para el debate, la policía y el servicio secreto se mueven en silencio y sólo es posible acceder al centro de prensa con la acreditación oficial y la documentación personal.
El debate ha convocado a cientos de periodistas de Estados Unidos y del mundo que cubrirán la cita política en el estadio de Georgia Tech’s McCamish, un equipo de basquet de Atlanta. Allí la CNN montó un estudio adicional y desplegó ubicaciones para todos los medios que debieron pagar 75 dólares para lograr el acceso.