Con la expectativa creciente en la Iglesia católica, los cardenales comenzaron esta semana las reuniones preliminares que definirán el futuro del pontificado. Desde el lunes, los prelados se han reunido en el Vaticano en una serie de congregaciones generales, una etapa crucial que precede al cónclave programado para el 7 de mayo.
Aunque las normas oficiales prohíben cualquier campaña formal, las maniobras y conversaciones discretas se intensifican en un escenario donde la elección del próximo papa puede definir el rumbo de la Iglesia en los próximos años. Los cardenales menores de 80 años, llamados a participar en la elección, evaluarán en privado las posturas, el liderazgo y el carisma de los aspirantes, en un delicado proceso que requiere proyectar autoridad sin parecer que se busca el cargo.
Este período prevé intercambios estratégicos donde se sientan las bases para la decisión final. Como señala una máxima vaticana, “Quien entra al cónclave como papa, sale como cardenal”, reflejando la naturaleza reservada y estratégica de todo el proceso.
El cónclave, que se espera sea convocado oficialmente en los próximos días, marcará una nueva etapa en la historia de la Iglesia, en medio de un clima de expectativas y de análisis sobre quién será el elegido para liderar a los católicos en un mundo en constante cambio.
